Hiperconexión: 3 consecuencias psicológicas del uso excesivo de Internet

Hiperconexión: 3 consecuencias psicológicas del uso excesivo de Internet

Nadie duda de que Internet ha revolucionado el mundo de las relaciones interpersonales y otros aspectos de nuestra cotidianeidad: hoy en día es posible ir de compras con un solo click desde nuestro smartphone, estudiar desde la comodidad de nuestro propio hogar con nuestro ordenador e incluso recibir sesiones de psicoterapia con un psicólogo que se encuentra a miles de kilómetros de distancia de nosotros. Gracias a la oferta tecnológica es posible trabajar, estudiar, divertirse e incluso conocer pareja haciendo uso de la conexión a Internet.

Las nuevas tecnologías han supuesto un nuevo paradigma para la comunicación, y esto tiene sus ventajas pero también sus consecuencias negativas, porque el día a día de millones de personas puede verse absorbido por la “hiperconexión”, un término que hace referencia a cómo las personas estamos constantemente conectadas al mundo digital.

Y pese que Internet no tiene por qué ser malo, su uso inapropiado puede tener serias repercusiones para el bienestar de las personas e incluso en la formación de identidad de niños y adolescentes. ¿Qué riesgos trae asociados la hiperconexión? ¿Cómo nos afecta el exceso de uso de Internet a nuestra autoestima y nuestra exposición personal? En este artículo os hablaré de las consecuencias psicológicas del uso excesivo de Internet.
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El nacimiento de la “cultura digital”

Hace tan solo unas décadas nos adentramos en una nueva era con grandes repercusiones para la humanidad, la llamada “era digital”. Los avances tecnológicos, la aparición de la informática y la conexión a Internet cambiaron todo el devenir de nuestro tiempo. No fue hace mucho, apenas desde la entrada del nuevo siglo, cuando la mayoría de la población española comenzó a hacer uso de Internet. Fue entonces cuando aterrizamos en el mundo interconectado, algo que se hizo más notorio con la aparición de los smartphones.

El mundo interconectado trae consigo cambios en las relaciones entre los estados, las empresas e incluso las personas. No estamos asistiendo a una época de cambios, sino que estamos ante un cambio de época. Algunas personas nacieron en el mundo analógico y otras en el mundo digital. Sea como sea, en la actualidad, todos vivimos inmersos en la revolución digital y todos tenemos contacto con las TICS a diario: foros, chats, blogs…

En este contexto se han transformado nuestros hábitos, nuestro modo de vida, nuestras costumbres e incluso nuestro lenguaje. Nuestra cultura es “la cultura digital”.

Sobredosis de conexión a Internet y las redes sociales: la hiperconexión

¿Es malo estar conectados a Internet? Lógicamente, no. La aparición de Internet ha permitido grandes avances para nuestra civilización: proporciona el acceso a gran cantidad de información de manera libre y gratuita, facilita el acceso a la ciencia, la cultura y el ocio, posibilita la conexión con otras personas desde prácticamente cualquier lugar del mundo, facilita el proceso de aprendizaje al ofrecer nuevas oportunidades educativas, permite nuevas formas de comercio, etc.

Sin embargo, muchos psicólogos y educadores alertan del uso perjudicial de este fenómeno, y ponen el punto de mira en algunos riesgos y algunas consecuencias negativas del uso excesivo de Internet. A ojos de Alejandro Artopoulos, profesor de la Escuela de Educación, “La hiperconexión puede traer consigo efectos malsanos para muchos sujetos”. En la misma línea, mi compañero y amigo, el psicólogo Juan Armando Corbin”, en su artículo “Nomofobia: la creciente adicción al teléfono móvil”, hace un repaso de la influencia que tienen los smartphones en nuestra salud mental y equilibrio emocional.

En su texto aporta datos de algunas investigaciones al respecto, especialmente del estudio llevado a cabo de manera conjunta por la Oficina de Correos del Reino Unido y el Instituto Demoscópico YouGo, que se realizó en el año 2011. Esta investigación contó con 2.163 sujetos, y los resultado revelaron que el 53% de los usuarios de teléfonos móviles de este país sienten ansiedad (equiparable al que puede tener una persona el día antes de su boda) si su móvil se queda sin bateria, se rompe o lo pierden. Además, el 55% de los sujetos manifestó “sentirse aislado” cuando no disponían del celular. Los expertos afirman que estos síntomas son característicos de la Nomofobia o adicción al teléfono móvil.
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Riesgos de la hiperconexión

Las nuevas tecnologías nos facilitan nuevas formas de relación y comunicación y nos proporcionan el acceso a la información en tiempo record. Pero, ¿qué riesgos entraña la hiperconexión?

Los psicólogos han identificado algunas consecuencias negativas asociadas al uso excesivo de Internet.

1. Relativos al tipo y acceso a la información

El acceso a la información o al conocimiento es una de las grandes ventajas del uso de Internet; sin embargo, el exceso de información de cualquier tipo puede generar estrés y puede tener consecuencias a nivel funcional, como se explica en este artículo: “Infoxicación: cómo combatir el exceso de información”.

Cabe destacar, además, que las TIC son una fuente de educación en valores, y no toda la información que recibimos a través de este medio es de calidad. En este sentido, la comunidad educativa lleva tiempo realizando esfuerzos para intentar minimizar el impacto de las nuevas tecnologías en la educación de los pequeños y los jóvenes. Los menores tienen disponible gran cantidad de información de todo tipo (contenidos violentos, pornografía, etc.), sin ningún tipo de control. Estar hiperconectados, sí, puede agotarnos psicológicamente, y puede ser un problema si no educamos a los más pequeños en el uso de las nuevas tecnologías. No es que las nuevas tecnologías sean perjudiciales, pero el mal uso de estas puede traer consigo consecuencias para el bienestar de las personas.

2. Relativos a relaciones personales

Es posible afirmar que Internet favorece muchas relaciones interpersonales y que acerca a muchas personas que, de otra manera, apenas tendrían contacto con otros individuos. Ahora bien, la hiperconexión también está favoreciendo la creación de vínculos débiles entre muchas personas, vínculos superficiales y líquidos, que pueden causar un gran malestar y sensación de vacío. En el artículo “3 formas en que las redes sociales destruyen nuestras relaciones” puedes encontrar ejemplos de este fenómeno.

En el caso de las relaciones de pareja, las infidelidades y las separaciones han aumentado como consecuencia de la hiperconexión a las redes sociales. Además, Instagram, Facebook o Whatsapp pueden provocar muchos conflictos y malas interpretaciones en las relaciones de pareja tal y como demuestran algunas investigaciones.

Como afirma un estudio publicado en la revista Cyberpsychology & Behavior, existe la posibilidad de que Facebook esté actuando como motor de conflictos de pareja y episodios de celosía.

3. Relativos a la creación de identidad y la autoestima

Uno de los grandes cambios producido en los últimos años debido al acceso a Internet tiene que ver con lo relativo a las relaciones interpersonales, como he comentado en el punto anterior. Y es que, especialmente en la adolescencia, el contacto con las amistades tiene una gran implicación en la formación de la identidad.

En un escaparate como son las redes sociales, que exponen una imagen ficticia de uno mismo y de los demás, y que fomentan una sociedad en la que lo virtual se mezcla con lo real, es fácil que a estas edades aparezca la inseguridad y la mala autoimagen, algo que puede arrastrarse durante el resto de la vida. La formación de la identidad va unida a la personalidad, y en estos años es clave construir una identidad saludable y una personalidad resistente.

De hecho, al usar las redes sociales, es habitual pensar que la vida de los demás es más interesante que la nuestra, algo que impacta considerablemente en nuestra autoestima. Es lo que se conoce como síndrome FOMO (Fear of missing out) o miedo a perderse algo.

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