‘Salmo del Bienaventurado’, de A. P. Alencart

‘Salmo del Bienaventurado’, de A. P. Alencart

Los escribí el 2010 y recién a principio de año los di a imprenta.

El libro, con 35 hermosas ilustraciones del destacado pintor Miguel Elías, acaba de ser publicado por Ars Poetica, editorial de Oviedo.

Todos los textos tienen anclaje bíblico y es una muestra más de esta labor de dar a conocer, públicamente, nuestra fe cristiana.

Si alguien desea contar con un ejemplar del libro, puede entrar en este enlace de la editorial: https://www.arspoetica.es/libror/barro-del-paraiso_89113/

Alfredo Pérez Alencart con su Barro del Paraíso (foto de José Amador Martín).

SALMO DEL BIENAVENTURADO

La vida está llena de traiciones

y el cuerpo se quema bajo el carbón azul del raciocinio.

Pero ¿dónde se cobija la vida y dónde los huesos calcinados?

La única brújula es el Amor enhebrado

al misterio de la amistad, a la comunión del sentimiento,

a las despiertas pupilas de un linaje que nos consagra

a buscar certezas en la inolvidable cruz del calvario.

Por ignotas regiones alguien leerá el papiro

donde quedó escrito el salmo de la noche más profética.

Por encandiladas memorias crecerá el alfabeto del legado,

dando latidos benignos al rencor de los conjurados

o nutriendo el corazón de quienes elevan oraciones

abrevadas del milenario funeral que rehace a los hombres.

El mensaje columpia su eternidad sobre el circo

de las fieras, sobre las plañideras en revuelo,

sobre la médula o el barro de la fértil resurrección:

somos finitud picoteando en el cosmos

hasta derramar nuestro alígero peso cerca de Dios;

somos parábolas aparecidas con músicas y lágrimas

en días ungidos para ser tránsito hacia nuevas liturgias.

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Pero hay falsas monedas y lenguajes macerados

con vinos maléficos. Hay cómplices de iniquidades

o ángeles que nos suben al galeón de la alegría:

somos sed de tiempo y copla sideral de la desazón

que a media voz va rumoreando las intenciones

de la guadaña. Somos carne frágil en un abismo ciego

donde los evangelios ofrecen luz y esperanza.

El alma habita la pleamar de las entrañas y es tanta la vida

con fecundaciones sudorosas o traiciones somnolientas.

Pero aquí se demora el amor por el Cristo del alma,

aquí sigue derramándose su sangre germinal

y sus hechos que son llaves abriendo las puertas del reino.

Valga su gravitante ofrenda inalterable

y sírvanos también la suma de sus bienaventuranzas.

Contraportada Barro del Paraíso.

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